
donde se ha dejado en diferentes etapas de entregas, más de 100 mil soluciones habitaciones, donde se hace evidente que este paliativo no detiene la dinámica de la falta de vivienda de los nuevos núcleos familiares que se siguen replicando estas cadenas de ignorancia y carencias económicas generacionales y que igualmente no representa mediáticamente el mayor “rating” para aquellas miles de familia que no mercadearían el esfuerzo del Estado que ha mejorado su entorno básico de vivienda.
En este nuevo quinquenio toca
generar sostenibilidad social, las nuevas autoridades tomarán el relevo de la
administración pública, donde ya entendimos que más que buenas intenciones
sociales, hay que hacer lo correcto y con autoridad, esa es la clave: la
coordinación, seguimiento y registro de resultados al brindar un beneficio de
vivienda a las poblaciones más vulnerables, debe ir debidamente involucrado con
las instituciones afines para hacerlo sostenible y que genere desarrollo social
que rompa el ciclo de pobreza mental: educación básica en herramientas de
comunicación (lenguajes), ciencias básicas (matemáticas y métodos científicos),
educación en valores (ética y filosofía) y un sentido de emprendimiento y de
creatividad (tecnología) para ofrecer productos y servicios bien administrados
que rechacen cualquier intento de perder el beneficio que da el Estado,
generando un sentimiento de pertenencia a su comunidad y enriqueciendo su
cultura convirtiéndonos en semilleros de
nuevos talentos en todas las áreas del Saber.
Definitivamente que es una tarea
generacional que no se resuelve en un lustro donde la política partidista
cambia la política de Estado, pero sí confiamos en la continuidad de los buenos
programas sociales, agregándole este componente de sostenibilidad obligatoria y
fiscalizada por el Estado, de lograr esta ruta, creo que tenemos un gran porcentaje
asegurado de éxito.