martes, 5 de febrero de 2019

Panamá: la Ciudad de los Embudos


Alcaldías, municipios, comunas, o gobiernos locales, dependiendo de nuestra organización política han demostrado en las últimas administraciones ser la base del éxito para resarcir el crecimiento amorfo y forzado de nuestra región metropolitana, con particularidades tan únicas por nuestras dimensiones, geomorfología y políticas cortoplacistas que mutilan la planificación urbana; habiendo tenido influencias históricas tan cercanas durante el Período de Ocupación Canalera, tal y como descubrí en reciente visita a la Ciudad de Nueva York, cuyo modelo de finales del siglo XIX fue respetado en su trazado urbano creando una ciudad de orden, ganándose el derecho de ser la capital financiera mundial.

Nuestra región metropolitana también tiene una historia flanqueada por masas de agua e impactada por una historia política que nos hace únicos: una división territorial interna a ambos lados del canal interoceánico, lo que generó desde inicio del siglo pasado una “ciudad de embudos” de calles y avenidas. Con dos entradas formales a la ciudad que funcionan con mediana eficacia: por un lado, un Puente de las Américas que ya no soporta más manteamientos y unos accesos al Puente Centenario con tramos que dificulta la visión, curvas, resaltos y otros temas que los usuarios pueden dar fe de su día a día viviendo en una ciudad cada vez más polarizada. Por más que idealicemos más vías internas, ensanches y calles dentro del centro de la ciudad, sino actuamos con aquel radical principio de líderes de antaño que por el bien común logre destrancar una ciudad comparativamente tan pequeña que maneja poco más de un millón de personas en movimiento relativamente constante sólo en el centro de esta ciudad.

Desarrollar nuestros accesos y vías de comunicación de acuerdo a nuestra vocación como ciudad: somos una región que genera toda clase de servicios, con puertos y un canal interoceánico con conexiones que nos hace ser un lugar de paso que igualmente no escapa a los retos mundiales sobre nuestros ecosistemas, donde cuidar y promover el uso eficiente del agua para el Canal de Panamá con una política de protección de alta prioridad sobre nuestros humedales y manglares para prevención de inundaciones, junto a las soluciones mecánicas para las áreas existentes que no se pueden corregir de otra forma.
Orden: es una palabra que debe ser nuestra contraseña para que nuestros Planes de Desarrollo de Políticas de Vivienda sean cónsonas con el Plan de Ordenamiento territorial como guía para hacer de nuestra ciudad un polo de desarrollo donde fluya el progreso nacional a todos los niveles y en todas las vías.  Será nuestro deber que nuestras propuestas de desarrollo de viviendas estén acordes con el plan de ordenamiento territorial y mantenernos firmes ante los embates comerciales y políticos-partidistas.


El autor es Arquitecto con una ejecutoria en
administración de vivienda social a nivel nacional.




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